15 dic 2014

Te Entrego Mi Corazón

Él me dijo que no tenía por qué temer. El me prometió su amor, y yo decidí entregarme a él de forma completa y pura. Estaba decidida, lo amaba con toda mi alma y ser, y quería demostrárselo.
Esa tarde, eché las pastillas para dormir que me diste en el instituto en la bebida de mi madre. Aguardé hasta que me diste la señal, y cuando salí por la ventana, te vi esperándome con una sonrisa y un abrigo para evitar que me resfriara. Siempre tan cuidadoso y respetuoso conmigo, a la luz de la luna te vi como a un ángel.
Escapando por los prados, me hiciste sentir una nueva persona, alguien libre.
El calor de tu cuerpo hizo que me olvidara del frío
Tus tiernos cuidados hicieron que me olvidara de la crudeza de esa noche.
Tus abrazos me hicieron perder la noción del tiempo.
Tras terminar de correr, llegamos a una casa. Me abriste la puerta y me ofreciste refugio dentro de ella.
A pesar del miedo que penetro en mi cuerpo, entre. Cerraste la puerta detrás de mí y te preparaste para descansar en el sofá, para que yo pudiera descansar cómodamente en la cama. Ha comenzado a nevar afuera. De repente la angustia comienza a invadir mis pensamientos, y empiezo a preocuparme por mi familia. Mi hermana menor de seguro ya se habría dado cuenta de mi ausencia, y al no poder despertar a mi madre por los somníferos que le administre...
No, no creo que pudiera haber despertado. Se hallaba demasiado cansada cuando fui a acostarla. Miro los copos de nieve caer lentamente, brillando bajo el cielo nocturno al reflejar el fulgor lunar.
Es extraño, pensé que esta noche sería especial, pero no has hecho nada, más que dormir en el sofá desde que hemos llegado. Acaso...solo querías alejarme de mi familia?
No, es imposible, yo te amo. Y tú me amas. Si ambos nos amamos, es imposible que me hicieras daño a mí, a la razón de tu vida.
Mi corazón comienza a latir más despacio, amansado por mis pensamientos. Mis párpados comienzas a volverse pesados. De repente comienzas a levantarte lentamente, pero siento tal cansancio que decido dormir, protegida por ti.
En sueños te vi convertido en un ángel. Bajando de las nubes, te ofreciste ser mi guía para guardarme de las oscuridades de todo y llevarme sana y salva al cielo. Te di mi mano, y de repente sacaste una daga y la clavaste en mi pecho.
El dolor ha sido tan agudo, casi real.
Mi cuerpo esta bañado en sangre.
Al frente mío sonríes, sosteniendo mi corazón en tu mano.
Tengo un cuchillo en el pecho, apenas puedo respirar.
Mi ofrecimiento, un último aliento.
Mi entrega, mi corazón.
Un latido tras otro, mi vida está en tus manos.
Soy para siempre tuya, amor.

Créditos de la Imagen: Google
 

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