Prendo un cerillo, pienso y lo comparo con lo que sucedió contigo... fue tan rápida la chispa que provocaste en mi cuando te conocí y tan agradable la gran llama que formábamos cuando estabas junto a mí, pero hay algo que yo no vi venir y es que, al estar cegada por lo que sentía por ti, esa flama avanzaba hasta mis dedos y los quemaba. Lo único en lo que pensaba: ¿Qué importa si me siento así con tal de tenerte conmigo?. Y descubrí que eras más un invierno que un abrigo, ¿Qué más da?. Me vi obligada a soplar el cerillo antes de quemarme por completo es así al final lo comprendí y decidí que no valía la pena arder por ti, porque cada vez que estuve de rodillas; cada vez que caí nunca estuviste ahí. Es duro el observar todo con frialdad pero es la única manera de pensar al igual que tú ¿Verdad?.
Es tu forma de ser, te compones de mentiras y qué bien cómo fingías, quien diría que esas cosas me harían enloquecer.
Hay personas que cuando apagan sus "cerillos" siguen soplando intentando un poco más recuperar aquella flama que no regresará, yo no soy como ellas no pienso mover un dedo más por ti y gracias una vez más por enseñarme que de la gente no me debo fiar si no quiero terminar otra vez mal.