Estos
últimos dos días se la pasó echado en la cama sin otra cosa más que hacer que tratar de recordarse de ella.
Quizás le dolía su muerte, pero más le dolía su memoria. Fueron dos días
absurdos, vagos y sin sentido, poco a poco se estaba desvaneciendo en un
intento. Catalina, Catalina, Catalina. Solo sabia eso de ella, que era
Catalina, que fue su enamorada cuando tenia catorce años, que solo estuvieron
saliendo por mes y medio, y por razones irrazonables terminaron. Ni siquiera
recuerda porque terminaron.
Entonces
un lunes cualquiera, un lunes que no recuerda murió, simplemente desapareció y
ahora sin regreso, ya no la volvería a ver.
No
quiso siquiera salir de su cama a comer, esos días había estado en Ayuno,
quería al menos hacer algo por la fallecida, ahora en adelante la difunta
Catalina.
-¿Estas
mejor hijo?- se sentó su mamá en su cama para acariciar el cabello de su mayor
hijo.
-Si
mamá pero ahora necesito dormir- respondió sin levantar la cara.
-Sabes...
las cosas suceden por algo, la vida es así, rotativa, mientras unos vienen unos
se van y es merecido darles una despedida pero ningún adiós vale la pena como
para que te encierres por tanto tiempo.
-No
lo sé mamá- seguía escondido.
-Si
lo sabes hijo, por favor, sal de la cama, no es para tanto, solo estuvieron un
mes- trató de des tenderlo.
-No
mamá- se volvió a levantar el edredón.
-¿Que
quieres?... Esta mal que te quedes en la cama por tanto tiempo ¿te das cuenta
que estas exagerando?
-¿Que
recuerdas de ella?- preguntó, esta vez levantando la mirada.
-Hijo,
nada, fue hace más de cinco años.
-Sé
que te acuerdas de algo- la desafió con la mirada.
-No
sé... era muy delgada, eso es todo- se volvió a sentar, también tratando de
hacer memoria.
-Dime
algo que yo no sepa por favor.
-Solo
eso, hablabas de ella con mucha ilusión, era tu enamorada, pero solo fue eso,
una de tus enamoradas, nada la hacía especial como para recordarla- "Nada
la hacía especial como para recordarla" Pobre Catalina si su vida no era
especial, entonces su muerte si ¿y porque lo era?
Las
muertes siempre son una catástrofe para todo aquel que haya conocido al difunto
pero la verdad no es esa; el dolor por una muerte no debe ser una obligación
sino un sentimiento, si no quieres llorar, no lo hagas y si quieres hacerlo,
hazlo con el alma.
Delgada,
pecas, sonrisa, risa, no hay mucho que recordar, no hay casi nada. ¡Fue hace más
de cinco años! ¿por qué entonces le dolía tanto? incluso sabiendo que ni la
quería así, como para lamentar terriblemente su partida y mientras su corazón
crujía mas de dolor sus ojos contemplaban una realidad diferente, seguían vivos
y no lloraban, eran incapaces de llorarle a la muerta.
Y
así fue durante todo el día hasta que llegó el miércoles. Aún en la cama,
tratando incesantemente recordar algo de ella. Nada. Nada. ¿Quién era Catalina?
Todo
estaba oscuro, su cuerpo estaba cada vez más tieso; su voz se fue perdiendo un
poco, nunca había alcanzado tanta tristeza, una tristeza muda y fría nunca
antes vivida mientras que en sus ojos no habitaba una sola lagrima.
-¡Despierta
huevón!- de pronto alguien lo destapó.
-¿Que
quieres Gerardo?- respondió furioso.
-¿Sabes
qué día es hoy?- no respondió- Jueves, hoy es su entierro. ¿Piensas ir?- se
sentó a un borde de su cama.
-No
lo sé- se volteó para verlo.
-Al
menos por respeto ¿no? ¡Vamos! Yo te acompaño. Sabes que no te dejaré ir solo-
le dio una sonrisa de ánimo.
-Si
pienso ir solo que... ¿Que se supone que haría a ahí? No recuerdo mucho de
ella, es mas creo que ni notarían mi ausencia. Digo, yo tampoco fui importante
para ella; estaría de más mi presencia ahí. Gerardo dime la verdad ¿tu
recuerdas algo de Catalina?
-No
sé bro... estuviste con ella antes de que nos conociéramos y me hablaste muy
poco de ella, solo que terminaron por culpa de una estupidez.
-
Es que duele, créeme que me duele pero quiero saber por qué.
-
Porque en algún momento de tu vida estuviste enamorado de ella, solo que ya no
te acuerdas porque te has dejado llevar por el tiempo, tenías que avanzar, no
te ibas a detener pensando en un pasado que, en fin, ya paso.
-Pero
a qué precio... Olvídalo, me pararé para ir al funeral ¿de acuerdo?- se fue
parando con un movimiento rápido de su cama.
-Así
me gusta- le sonrió.
Ayy... QUE LINDO! (Primera vez que me fascina una historia de amor, matenme porfavor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario