Llegaron
a la casa, era un edificio verde de tres pisos, la sala estaba vestida de noche
y no fue muy difícil encontrar la casa porque quedaba en el centro, por ello es
que no había ni un solo auto estacionado y tuvo miedo, mucho miedo de entrar; tenía
miedo de lo que encontraría adentro, desconocidos, conocidos y los que había
dejado de conocer.
Era
una habitación muy larga, llena de sillas y al final, una pequeña mesa con
algunas cosas especificas como un pequeño florero con flores moradas y rojas;
un libro amarillo enorme y un peluche de oso pequeño.
Entonces
él y Gerardo ocultaron sus ojos tras las gafas oscuras y con ternos muy
elegantes se sentaron en los asientos mas escondidos de toda la sala. Su piel
se heló, se lleno de miedo, no quería que nadie lo reconociera, ni sus propios
amigos que de seguro uno que otro estarían ahí, ni su familia, menos la familia
de ella. Quería ver donde estaba el ataúd pero no lo encontró. Nadie lloraba,
todos estaban sentados con caras pálidas y sin emoción, no quiso ver mas por
miedo de que alguien lo reconociera pero sentía que alguien lo observaba, que
alguien estaba detrás suyo y que no le quitaba los ojos de encima.
-Gerardo,
hazme un favor- susurro para no interrumpir la paz de la sala.
-Dime.
-Párate
y pregunta donde esta ella y busca algún conocido, averíguate quienes han
venido- entonces Gerardo se paró casi de inmediato y se acercó a una señora de
cabello negro largo que estaba parada mirando el piso. Está le señalo apenada
una puerta de madera que se encontraba al fondo.
-Solo
pueden entrar uno de uno- respondió con una voz entrecortada.
-¿Usted
es familiar?- preguntó Gerardo muy sutilmente.
-Si-
respondió y volvió a bajar la cabeza. No se le miraban los ojos, también estaba
con lentes. En si, todos estaban con lentes, nadie podía ver la tristeza del
otro, solo el de uno mismo.
-¿De
que falleció?
-¿Usted
la conocía?-preguntó antes.
-Si,
hace años nos conocimos.
-Leucemia,
fue empeorando ¿sabe? No era tan sencilla la enfermedad, ya era crónica y mira,
ya no está, se han llevado la luz de esta familia- volvió a bajar la cabeza,
quien sabe, quizás para seguir llorando.
-Lo
lamento, en serio- fue y la abrazó y se quedó así por largo tiempo al verla muy
afligida.
-¿Has
reconocido a alguien?- le preguntó en cuanto llegó.
-Más
o menos; si están sus compañeras de escuela, así que olvídate hermano, te van a
reconocer. También vi a Ricardo, Paul y Manuel ¿Qué hacen aquí? No sé, pero ahí
están.
-Ojala
no me vean, ¿has visto algún familiar?- volvió a preguntar.
-Si
a una señora... solo a ella- volteó para ver donde estaba.
-Bien,
solo quiero verla una vez ¿sí? Una última vez, despedirme de ella e irme,
regresar a la vida que me ha quitado estos días, ¿Dónde está?
-Me
dijo que estaba detrás de esa puerta de al fondo.
-Bien,
párate, vamos- estaban ya parados cuando escucharon una voz masculina hablando
desde el micrófono.
-Gracias
a todos por su presencia, de corazón agradecemos que se hayan tomado un tiempo
en su día para poder asistir.
Todos somos como gente
impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.” Isaías
64:6 Sin embargo su gran
misericordia se revela al darnos la posibilidad de que cualquiera de nosotros
reciba redención por sus pecados. “Dios
ha enviado a su hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de ÉL “1
Juan 4:9. Se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, Filipenses 2:8. Por su muerte, invalidó la idea de que no mereces
ser amado. Nuestra fe no se apoya en una
teoría abstracta o en vanas promesas. Se
fundamentan en un acontecimiento real que marcó la historia para siempre. Mira la Cruz.
Allí ÉL probó su amor por ti.
Catalina, nos deja... muy
joven, en la plenitud de la juventud; familia y amigos estamos aquí presentes
para hacerle memoria de lo que ella dejo en vida. Señor, ahora que está
contigo, sabemos que es feliz.
-¿Quién es? ¿Lo conoces?-
preguntó Gerardo.
-No, no recuerdo haberlo
visto antes.
-¿Por qué han alargado el
velorio? ¿Sabes?- volvió a preguntar Gerardo muy confundido, perdido; no sabía
que estaba haciendo ahí, entre tantas personas tristes.
-No lo sé, estarían
esperando a un familiar que vive lejos o simplemente quisieron darse más días
para despedirse de ella.- movió la cabeza a los costados y pudo reconocer a
Pamela, una antigua amiga.
-¿No sientes pena? porque
te veo muy frió.
-Si estoy triste, solo que
no sé como exteriorizarlo, no lo sé, ya no sé nada de ella y ahora menos; me
cuesta un poco creer que ya desapareció- bajó la cabeza para poder entenderlo,
para poder entenderse a sí mismo.
Gerardo se fue después de
una hora y lo dejo solo, sin compañía, con miedo y con tristeza, esa tristeza
que nunca supo mostrar pero estaba ahí, en el velorio de Catalina.
-Perdone- lo despertó una
voz clara, femenina y bonita; un rostro familiar pronto estuvo frente a él.
-¿Creo que lo conozco?
-Marcela- sonrió.
-Pensé que no vendrías- se
sentó a lado suyo después de darle un amistoso beso en el cachete. -Lo lamento
demasiado, no sabes cuánto.
-Gracias, yo también lo
lamento- y ambos guardaron silencio.
-¿Cómo te enteraste?-
preguntó de pronto luego de unos largos minutos y se dio cuenta que en realidad
Marcela no había cambiado casi en nada, seguía siendo simpática, con un largo
cabello color miel que lo sostenía en una cola alta.
-Me llamo Morelia, y me
dijo que les dijera a todas de la promoción, mira y todas están aquí.
-¿Me han reconocido?
-Sí, pero prefirieron
quedarse en silencio y meditarla; no entiendo como paso. Era muy linda, muy
tierna, no puedo creer que haya pasado. Es como una gran herida para todas..
¿tu como estas?
-No lo sé, creo que aún
estoy en shock, sí, creo que debe ser eso- volvió a bajar la cabeza.
-Bueno, fue una de tus
enamoradas. ¿Quieres ir a verla? Mira esta libre el cuarto- le señaló la puerta
café.
-Sí creo que si porque no
voy a poder acompañarla en el entierro, ahora regreso- se paró inmediatamente
de su silla sin despedirse de Marcela y se dirigió a su reencuentro, con la
niña de pecas.
-Hay alguien adentro- lo
detuvo una mano.
-¿Disculpe?- vio el rostro
familiar pero no quiso averiguarlo, así que espero.
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